El lavado de activos, también conocido como blanqueo de capitales, es un proceso ilegal mediante el cual individuos o grupos intentan ocultar o legitimar ganancias obtenidas de actividades ilícitas, como el tráfico de drogas, el terrorismo, la corrupción, el contrabando, la evasión fiscal, entre otros delitos. El objetivo principal del lavado de activos es hacer que el dinero obtenido de manera ilegal aparezca como si fuera de origen legítimo, para poder utilizarlo sin levantar sospechas y evitar la detección de las autoridades.
El proceso de lavado de activos generalmente implica tres etapas:
Colocación: En esta etapa, los delincuentes introducen el dinero ilícito en el sistema financiero o económico. Pueden utilizar métodos como depósitos en efectivo en cuentas bancarias, compra de activos como bienes raíces o joyas, o incluso el uso de empresas ficticias para ingresar los fondos.
Estratificación: En esta etapa, los delincuentes intentan separar el dinero ilícito de su origen criminal. Pueden realizar transferencias electrónicas, inversiones complejas o movimientos internacionales para dificultar el rastreo del dinero.
Integración: En esta última etapa, el dinero "limpio" se reintroduce en la economía como si fuera ganancias legítimas. Puede utilizarse para realizar inversiones, comprar bienes y servicios, o incluso para financiar actividades empresariales legales.
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